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Capítulo 12: La importancia de lo que hacemos.

El tren se acercaba a la frontera de Basilia y Hokori, por lo cual Kai enseguida tomo la máscara que traía para proceder a colocársela. Obviamente a todos los demás se les hizo raro ese gesto, pero no preguntaron nada, de seguro pensaron que algún tipo de costumbre o tradición del país vecino.

A pesar de que no podía verle el rostro, sabía que ella estaba muy triste detrás de aquel trozo de madera. Por lo cual, coloque mi mano encima de su hombro para llamar su atención, luego de que fijara su mirada en mí, decido regalarle una sonrisa. Poco podía hacer para cambiar el hecho de que era una rechazada en su hogar, pero al menos puedo darle todo mi apoyo incondicional. Para romper un poco la tensión en el lugar decido levantarme para ir a buscar un poco de comida para todos, además, así Kai se quitará por un momento la máscara para poder comer.

    • (Tal vez solo la levante un poco para comer, pero peor es nada…)

Al volver al vagón con víveres pude ver como el ánimo de todos cambió, hasta Candy estaba expresando un poco de emoción. Sin embargo, Kai guardo sus alimentos en una bolsa para comerlos cuando el tren atraviese la frontera nuevamente. En la universidad daban puntos por esfuerzo, pero aquí solo siento que le eche leña al fuego.

Después de un par de horas empezamos a sentir frio, el cual te cubría todo el cuerpo y llegaba hasta tus pulmones haciendo que exhales humo. Inmediatamente procedimos a colocarnos abrigos para tener un poco de calor, en ello, Kai procede a quitarse la máscara para acto seguido rascarse los ojos. De seguro en algún momento lloro mientras la tenía puesta.

    • (Solo espero que no se le haya congelado los parpados por las lágrimas… Joder, eso no da risa… ¿Por qué pienso estas cosas?)

Desvió un poco mirada hacia la ventana y logro ver un gran paisaje lleno de cuerpos montañosos, los cuales estaban rodeados de grandes nevados y las brisas eran tan fuertes que parecía que iban a salir volando los árboles. Solo podía pensar los inhumanos que viven en estas condiciones, de seguro iban hacer más fuertes y agresivos que el promedio en Basilia.

    • Vaya, hace demasiado frio afuera… ¿Cómo es posible que los inhumanos sobrevivan a estas condiciones tan extremas? -Preguntaba Darian mientras se colocaba un segundo abrigo encima del que ya tenía puesto-

 

    • -Candy levanta su mano para pedir permiso y así sacar de dudas a Darian- Pues cuando un humano se convierte en inhumano conserva las características de su cuerpo antes de la metamorfosis. Un inhumano de Pereyti puede aguantar fácilmente este clima porque la gente de acá tiende a tolerar el clima desde que nacen, pero jamás podremos ver un inhumano de Basilia o Hokori por acá.

Cuando termina de dar su explicación, saca una taza debajo de la mesa para empezar a beber de la misma, mientras tanto todos los demás estábamos tratando de deducir de donde la había sacado.

    • Primero que nada, gracias por sacarme de dudas Candy, y segundo, ¿Qué es eso y de donde lo sacaste?

 

    • Lo tome del carrito de la azafata que paso hace unos minutos.

 

    • ¿Pero cómo pudiste tomarlo sin que nos diéramos cuenta? Estas a mitad del asiento entre el jefe y yo -Dice Jerry todo confundido-

 

    • Es mi técnica de manos fantasma, busco puntos en los cuales pueda mejorar para seguir subiendo de rango en la SD.

Toda energética Kai se levanta para golpear la mesa con fuerza mientras mira a Candy con emoción. Sus ojos brillaban de tal manera como si hubiese encontrado un arma extraña en un cofre del tesoro.

    • ¡¿Tienes el poder de volver tus manos fantasmas?!

Candy se asustó por la reacción de Kai por lo cual casi derrama la taza de café que tenía en sus manos. Bajando su mirada procede a hablar, pero con menos volumen de los habitual.

    • Ehhh… No, es solo una manera mía de decir que tengo manos agiles y silenciosas…

Al decirlo, Kai se queja un poco mientras se queda mirando por la ventana mientras los demás nos reíamos de la situación. Además, esta vez Candy dejo su inexpresividad para mostrarnos un poco como es ella cuando esta avergonzada.

El ambiente estaba mejorando, lo cual era bueno porque estábamos cerca de nuestra parada final. El maquinista pasaba por todos los vagones avisando que nos acercábamos a la capital de Pereyti, Pravda. Rápidamente Jerry y Candy levantan sus armas para recargarlas y proceder hacer reconocimiento de la zona, uno se asegura que todo esté en orden dentro del tren, mientras que la otra sale por la ventana para subir a la parte superior del mismo.

Mientras los dos soldados de elite se desplazaban con destreza, Kai y yo nos quedámos mirando atónitos como en menos de diez segundos son capaces de asegurar una zona en estas condiciones, pero rápidamente nos levantamos junto a Darian para dirigirnos a los vagones de carga. Teníamos que ocultar nuestra llegada para evitar sufrir tipo de atentado antes de llegar con nuestro cliente.

Cuando por fin nos detuvimos, bajamos del tren usando abrigos viejos y gorros que taparan bien nuestros rostros, luego procedimos a bajar unas cajas para subirlas a una camioneta que estaba en la estación. Mientras hacíamos todo esto, no podía evitar pensar, ¿Por qué entonces no fuimos discretos al momento de viajar? Obviando lo que paso en la estación, no ocultamos en ningún momento el hecho que viajaban unidades de la SD a Pereyti.

Al subir la última caja a la camioneta, pude ver como del tren se bajaban un grupo de personas en particular. Eran cinco agentes de la SD, podía darme cuenta de ello debido a los abrigos que usaba. Cuando estaba a punto de preguntar qué estaba pasando, Darian me interrumpe tosiendo con fuerza para luego comenzar a hablar con un acento muy peculiar, este consistía en hablar de manera rasposa mientras hacían mucha énfasis en pronunciar la “r”.

    • Mierda… Otra vez me estoy enfermando de la garganta, deberíamos apresurarnos para llegar a la posada de mi señora, su café me sentara muy bien.

 

    • (Hijo de perra, volviste a planear cosas sin consultarme) *coff coff* Opino lo mismo, vamos rápido.

Nos subimos al camión, Darian y yo íbamos en los asientos delanteros, mientras tanto los demás iban sentados junto a las cajas atrás. Estando adentro con las puertas cerradas y las ventanillas arribas procedo a quejarme alzando el volumen de mi voz.

    • ¡Siempre haces esto! Tengo que deducir el plan a último momento, ¿Tanto te costaba decirme que íbamos a usar señuelos?

 

    • Cuando uno te avisa que practiques tu acento, sueles siempre practicar demás, eso causa que cuando toca hablar te pierdas en la pronunciación y no en lo que estás diciendo, ¿Recuerdas cuando me ayudaste con los traficantes de Hokori?

 

    • Ya te había dicho que me perdí en el personaje…

 

    • ¡Oigan! Ustedes… ¿Qué tal si dejan de hacer ruido y comienzan a conducir antes que empiecen a sospechar de nosotros? –Decía Kai mientras golpeaba la ventanilla-

Inmediatamente Darian piso el acelerador para arrancar la camioneta y así salir de la estación principal. Cuando nos empezamos acercar a la urbanización de Pravda, pudimos ver cómo había una densa niebla que no te dejaba ver más de cuatro casas a tu alrededor, además, había personas sin abrigo tiradas en la calle pidiendo comida, mientras tanto otras estaban en puntos específicos protestando contra el gobierno actual, sin embargo, al instante que alzaban sus voces y sacaban sus carteles, eran intervenidos por la guardia local de manera abrupta.

Después de todo lo que estábamos viendo, todos teníamos algo claro, apenas estábamos viendo la punta del iceberg. Pereyti tiene un mar de atrocidades que aun debemos descubrir para poder cumplir con nuestra misión, pero algo no dejaba que tuviera la mente clara, una posibilidad que podría cumplirse esta vez, ni siquiera en Hokori sentí tanto miedo como ahora. Definitivamente por primera vez había la probabilidad de morir.

Darian se dio cuenta del miedo que me invadía todo mi cuerpo, por lo cual este mientras conduce, sostiene con fuerza la muñeca de mi brazo izquierdo para que el dolor me hiciese despejar de todos esos pensamientos que me hacían desconcentrarme de la misión. Luego abre la guantera que esta frente de mí, en esta había un revolver de alto calibre, específicamente .44 Magnum. El arma era tan grande y pesada que perfectamente puede ser utilizada para matar osos.

Al cargar el arma frente de mi me quedo claro que, al momento de haber un tiroteo, tendremos que jugar todas nuestras cartas para poder sobrevivir. De nosotros depende que la SD vuelva a este país, a la vez, tengo que encontrar las investigaciones sobre los inhumanos que hayan hecho fuera de las limitaciones morales del gobierno continental.

Nos detenemos de golpe frente a un edificio, del cual tenía una terrible fachada. Algunas ventanas rotas, agujeros en las paredes de algunos pisos, hasta las banderas que adornaban el lugar estaban a medio quemar, pero aun así las mostraban con todo orgullo posible. Sin duda, por perseverancia no se puede quejar su gente.

Cuando nos bajamos del vehículo una persona misteriosa sale de aquella edificación que, mientras más veía más pensaba que se iba a caer. Era un joven de cabello oscuro y totalmente desarreglado, también no llevaba abrigo como la demás gente de aquí, pero a diferencia de ellos, este se veía con energías, lo cual contrastaba con sus ojeras, tenia una apariencia poco peculiar. Darian se acerca a aquel individuo para darle la mano y presentarse.

    • Buenas tardes, señor Nikolas Volkova, somos los encargados de transportar los suministros de comida por parte de Basilia para el partido Igualitario Pereytiano, disculpe las tardanzas, pero apenas el tren se detuvo, muchos soldados le dieron la bienvenida a gente de la SD que venía con nosotros.

 

    • (Con que era comida lo que traíamos en las cajas)

 

    • Ya veo, no se preocupe por ello, lo bueno es que mi gente ya podrá comer bien. Esta temporada no ha dejado de azotarnos con constantes ventiscas, a este paso nos tocara comer hielo.

 

    • ¡Jajajaja! Créame que desearía que eso fuera un chiste, bueno, pasaremos adentro para dejar el cargamento.

Llevamos todas las cajas que teníamos en el camión para dejarlas dentro del edificio del partido, cuando no quedo ninguna alguien del lugar procede a traer una palanca para abrirlas. No había escuchado antes que nuestro país enviara comida a Pereyti, principalmente porque se supone que por proximidad Hokori y Lagnela podían suplir esa ayuda, además, seis cajas de un metro cubico cada una; era muy poco para una donación. Mientras más les daba vuelta a las cosas más pensaba que Darian no me había contado todo.

Cuando terminan de abrir la caja sale a relucir su contenido, había pistolas, fusiles, balas y material explosivo a cantidades. Efectivamente, habíamos traído un cargamento de armas ilegales al partido Igualitario Pereytiano. El joven Nikolas se acerca a la caja para sacar un fusil y admirarlo mientras sus ojos brillan como si hubiese encontrado oro.

    • Con esto, finalmente mi gente dejara de pasar hambre.