1954-capitulo-6-salvando-a-una-pequena

Capítulo 6: Salvando a una pequeña
Mi cuerpo estaba muy cansado, apenas podía avanzar al ritmo de aquellos hombres que me salvaron de aquellos monstruos. Lastimosamente no pudieron hacer lo mismo para la otra gente del pueblo.
Ya nos habíamos alejado mucho, pero aun así podía ver a lo lejos varias decenas de cadáveres con todas las casas incendiándose, incluida la mía la cual tenía los cuerpos de mis padres y mi hermana debajo de ella.
Quería llorar por toda mi familia, pero aquellos dos hombres caminaban demasiado rápido lo cual no me dejaba más opción que seguirlos aguantando dentro de mí las ganas de romper a llantos. Sin embargo, me resbalo en un pequeño desnivel que había lo que causa que me doble el tobillo al caer al suelo.
El dolor era muy fuerte, quería hacerme bola bajo un árbol para poder descansar. A este paso no iba poder sobrevivir más que un par de horas. Uno de los dos hombres se acerca a mí para ayudar a levantarme y acto seguido cargarme en su hombro.
No entendía el porqué de intentar salvar a alguien como yo, solo era una niña que apenas podía mantenerse en pie.
– ¿De qué les voy a servir?… -Mientras lo decía soltaba un par de lágrimas encima de aquel hombre-
– Haz silencio antes que me arrepienta de salvarte -Me respondía con una actitud apática-
– … Idiota…
– ¡¿Cómo me llamaste?!
– Ya cálmate Shen, la pobre acaba de perder su hogar y toda persona que conocía ahí -Responde el hombre que estaba más adelante que nosotros- Necesitamos llevarla lejos de aquí para poder atenderla como es.
– ¡¿Pero no ves cómo me llamo?!
– Es solo una niña, mejor apúrate antes que nos encontremos con más inhumanos -Este se acerca un poco para poder mirarme a los ojos- Sujétate bien de mi compañero y también perdónalo por su actitud, la verdad también pienso que es un idiota jejeje.
– Juro que un día de estos te matare Hoshi…
– No lo vas hacer, luego mi hermana te matara y muerto no puedes tener hijos con ella -Este voltea para seguir caminando-
– ¡¿Quién te dijo que queríamos tener hijos?!
De la nada los dos hombres comenzaron a discutir sobre sus cosas personales, eso hizo que sintiera un poco más de confianza hacia ellos por lo cual me limite a sujetarme fuerte mientras quedaba dormida poco a poco.
Vuelvo a despertarme, pero esta vez me encuentro sobre una roca gigante al lado de un rio. Los hombres estaban en la orilla pescando, ya llevaban una buena cantidad de comida, aunque lo más probable es que comamos poco para guardar para después.
Intente levantarme del suelo para acercarme a ellos, pero caigo arrodillada debido al dolor de mi tobillo. Sin embargo, me percate que lo tenía vendado y no solo el tobillo si no también varias partes de mi cuerpo.
Al parecer el hombre amable era una especie de médico y su compañero gruñón una guarda espaldas debido a la espada que siempre lleva en su cintura.
Ellos se percatan de que ya desperté y me piden que me acerque para poder ayudar con la comida. Al acercarme lentamente a la orilla me dan una caña rustica con un pequeño cebo en el gancho.
Procedo a lanzar el gancho al rio para intentar suerte y pescar algo grande para mi sola. Espere por varios minutos hasta que algo jalo del sedal, sin pensarlo dos veces jale el mismo con todas mis fuerzas, pero para mí desgracia resbalo con una roca nuevamente y dejo caer la caña en la corriente del rio.
Al ver que perdí la caña me asusté mucho pensando en lo que me dirían aquellos hombres, pero al voltear solo se estaban riendo de mi caída por lo cual solo me limito a mirar a otra parte un poco enojada.
– Los dos son unos idiotas…
– Discúlpanos, es que nos recuerdas a alguien -Este se acerca para ayudar a levantarme- Veo que tus heridas están mejor, menos mal no fue nada grave.
– Pero eso no quita el hecho de que tiene el cuerpo demasiado débil, a tu edad ya tenía músculos para matar lobos.
– ¡¿Que parte de que es una niña no entiendes?! Por cierto ¿Cuál es tu nombre pequeña?
– Me llamo… Lei…
– Oh vaya, es un nombre muy bonito. Mi nombre es Hoshi y el amargado de atrás es Shen.
– ¡¿Ya vas a empezar?!
Shen se levanta para lanzar frente de mí el arma que llevaba detrás suya, una espada de gran tamaño con un filo el cual podía por lo menos cortar las rocas del rio con gran facilidad.
Me asuste por la reacción que tuvo el sujeto de la nada por lo cual decido colocarme en la espalda de Hoshi intentando poder esconderme de él.
– ¿Qué le piensas hacer a Lei?
– Tiene que ir entrenando antes de llegar al campamento Karasu, en su condición actual no aguantaría más de mes.
– ¿La dejaremos con Akai? Es solo una niña para volverse una guerrera.
– Es eso o que la abandonemos en el pueblo más cercano, el nombre de su aldea era Qiang por lo cual pertenecer a los desterrados. El país le dio la espalda desde mucho antes.
– * Bah * ¿Y eso que? Nadie tiene que saber de donde es origen.
– ¿Y si la descubren? No solo la mataran ¿Si sabes a lo que me refiero?
– Si… Solo que…
– No te preocupes, demoraremos dos semanas en llegar al campamento. Antes de que lleguemos veras como podrá cazar por si misma -Se acerca a mí para acariciar mi cabeza mientras sonreía un poco-
No entendía nada de lo que hablaron esos dos, pero si estaba de acuerdo con lo que había dicho el amargado. Si hubiera sido más fuerte tal vez mi familia estuviera viva, no quiero que algo así me vuelva a pasar así que inmediatamente sostuve el arma por su mango para cargarla en mi hombro.
Me costó al principio mantener el equilibrio por mi tobillo, pero logre mantener una postura recta con la espada como si fuese un guerrero de fantasía.
El hombre amargado fue por unos trozos de madera para que pudiera practicar cortándolos. Pase toda la tarde intentando poder cortar por lo menos uno de los trozos y luego de varias horas logre acertar un fuerte golpe lo cual causo que se dividiera en dos.
Muy emocionaba fui a mostrarle al señor como logré hacer un buen corte, pero solo se limita a verme de reojo.
– Bien hecho, ahora trae un par más que ya estamos por hacer la cena y hace frio.
– ¿Huh?… ¿Y cuantos serian?
– Lo justo sería treinta, pero con veinte será más que suficiente.
– Oh… Bueno, ya vuelvo… -Me alejo del lugar dejando nuevamente solos a los dos hombres-
– Oye Shen ¿Por qué le dijiste veinte? Solo necesitamos tres más ya nos alcanza para toda la noche.
– Recuerda que solo tengo dos semanas.
– * Chk * No te confíes mucho de mí, no hago magia así que por favor no te pases -Saca un cigarro de su bolsillo para encenderlo y proceder a fumar-
– Al menos ella vivirá más que tu si sigues fumando esa cosa.
– Cállate.
Continúe con el entrenamiento un par de horas más, lo bueno es que mientras más avanzaba más le conseguía el truco para cortar de un simple golpe.
Al llegar a los veinte trozos de madera procedí a acercarme a la hoguera donde estaban cocinando los pescados para descansar un rato. Mis manos estaban totalmente rojas con ampollas en todas partes, menos mal el señor Hoshi me unto un poco de crema para reducir el dolor y las vendo para que no volviera lastimarme.
Fue un día muy largo, pero al fin ya podía descansar un poco después de todo lo que paso. Luego de comer un poco de pescado el agotamiento que llevaba en mi causo que callera rápido en sueño por lo cual termine durmiendo con una brocheta de pescado en mano.
Mientras dormía no podía evitar pensar como todo cambio de repente, un día estoy con mi hermana caminando juntas hacia el rio más cercano en busca de agua y al siguiente estoy entrenando para volverme una guerrera.
Es triste tener que recordar que ya nadie de mi familia sigue con vida, pero juro que por ellos me volveré fuerte para seguir sobreviviendo y ayudare a la gente para que no vuelva a sufrir por aquellos monstruos. Ese será el motivo por el cual seguiré viviendo mis días.
De la nada siento como alguien me despierta, resulta que los señores ya estaban empacando para empezar viajar por lo cual también tenía que ponerme en marcha.
En lo que me levantaba el señor amargado me da una bolsa la cual estaba repleta de la demás madera que había cortado ayer. Dijo que era para mejorar mi resistencia al caminar largas distancias por lo cual no dude en cargarla en mi espalda, sin embargo, era más pesado de lo que pensé lo que causaba que perdiera mucho el equilibro al caminar.
– N-no sé si podre con esto todo el viaje…
– No te preocupes Lei, cada hora te ayudare cargándola diez minutos para que descanses. Mientras vez avanzando un poco para que te acostumbres.
– Gracias señor Hoshi… -Procedo a caminar un rato en los alrededores del lugar mientras espero a que terminen de empacar-
– Déjame adivinar Shen ¿Le pusiste rocas en la bolsa?
– No te preocupes solo fueron un par y ya.
– Antes que preocuparme de eso ¿Cómo está tu herida?
– -Este levanta un poco su ropa para dejar descubierto su abdomen- Me sigue doliendo, pero no es nada del otro mundo,
– Vale… No se te ocurra morir antes de volver al campamento, Akai tiene un año que no nos ve.
– Lo sé, supongo que esa niña será mi regalo de nuestros viajes.
– ¿Entonces ya no quieres hijos con ella? -Mira a su compañero de manera mañosa-
– Mejor cállate y vamos que nos espera un largo viaje.
– * Bah * Lei tiene razón eres un amargado, yo solo lo menciono porque quiero tener sobrinos.
Después de caminar un par de minutos salimos del bosque del cual nos encontrábamos para ver desde la cima de una colina un amanecer con un cielo totalmente despejado.
Nunca antes en mi vida había visto un paisaje tan hermoso como este, por lo cual no pude evitar quedarme mirándolo fijamente. Cuando quise darme cuenta ya los señores habían avanzado mucho por lo cual apresuré mis pasos para alcanzarlos.
– (Me volveré más fuerte… Se los prometo)