1950-capitulo-2-la-bandada-de-cuervos

Capítulo 2: La bandada de cuervos
Caigo bruscamente al suelo para luego levantar rápidamente mi mirada hacia Roy, en ese instante me doy cuenta que él se encontraba tirado en el suelo, mientras que el inhumano da un fuerte zarpazo en la pared. Este quedo paralizado del miedo debido a que por poco rozo una muerte instantánea.
Trato de levantarme para poder apuñalar la espalda de aquel monstruo, sin embargo, inmediatamente escucho un grito proveniente de a uno de los lados del vagón el cual exclamaba “¡Fuego cruzado abajo!”. Acto seguido, veo cómo pasan frente de mi un mar de balas el cual atravesaban al inhumano como si fuese de mantequilla.
Luego de varios segundos, terminan de acribillarlo para luego ver como este retrocede un poco, pero debido a sus heridas graves solo logra avanzar un par de pasos para luego caer arrodillado en el suelo.
En eso, salgo un momento del camarote para acercarme a Roy y confirmar si alguna bala le había dado. Entonces decido voltear mi mirada en dirección de donde provinieron los disparos, ahí me percato de la presencia de varios soldados de la SD, además de escuchar trotes y más voces por afuera del vagón.
Al momento de procesar todo lo que pasaba en mi entorno, me di cuenta de que Salud y Defensa tenía un operativo planeado contra este inhumano y nosotros solo estamos en la mitad por mera casualidad.
— Vaya, que sorpresa tener que encontrarlos aquí muchachos ¿No están heridos verdad?
Levanto la mirada en busca de quien hablaba, de repente uno de los camarotes se abre para luego ver salir una cara conocida. Era un joven adulto de la misma edad de Roy con piel morena, cabello castaño, ojos cafés y un chaleco de cuero con el logo de la SD en su pecho. Aquel sujeto era Darian, un inspector de Salud y Defensa.
— Jeje… ¿Por qué siempre tienes que encontrarnos cuando estamos en problemas? -Mientras le respondía a Darian, intentaba levantar a Roy colocándolo encima de mis rodillas para que pudiera reposar un rato-
— Porque siempre sus problemas están a mitad de mis investigaciones jajaja -Luego de reírse un poco y verificar que estuviéramos bien, este voltea en dirección donde se encuentra el inhumano para luego percatarse que seguía con vida- ¡Genial, sigue con vida! Por lo menos tenemos uno gordo para la sede.
— -De repente, Roy se levanta del suelo para luego procesar todo lo que paso- ¿Ehh? ¿Qué paso con el inhumano? ¡¿Y qué haces aquí Darian?!
— ¡Hola Roy! ¿Ya conseguiste la cura para los inhumanos? -Mientras le respondía a Roy, noto como la criatura está intentando levantarse, por lo cual, este le da una patada en el abdomen para luego pisar varias veces su cabeza- Mejor quédate ahí abajo, hay más de veinte soldados afuera, por lo cual el mínimo intento de escape tuyo hará que tengamos que llevarte a partes, y ahí si no tengo mi bono.
Luego de se acabará toda la conmoción, bajamos del tren para poder reportarnos con el jefe de área encargado de esta operación. Al parecer el inhumano que estaban cazando era un empresario de telas y sedas que había desaparecido hace seis meses.
Luego de su desaparición, empezaron varios reportes de personal de la SD siendo masacrados. Por lo cual le tendieron una trampa usando de carnada a Darian, el cual era un pez gordo para los inhumanos de rango tres debido a su posición, aunque al final fue Roy quien logro atraerlo.
A pesar de lo exitoso que fue la captura, nosotros estamos en problemas por obstruir a mitad de la misma y arriesgar nuestras vidas y la de los pasajeros aledaños. Sin embargo, Darian logra convencer al jefe de área de que nosotros hacíamos parte de su plan de reserva, por si algo salía mal podría contar con nosotros dos.
Al final logramos salir de aquella situación sin ningún reporte de por medio gracias a Darian. Mientras tanto, la SD logra llevarse al inhumano hasta la sede central para poder interrogarlo y sacar toda información posible de él.
Por nuestro lado, nos quedamos sentados en una banca a fuera del tren, esperando a que terminaran de hacerle mantenimiento al vagón donde ocurrió la confrontación. En eso, Darian llega para sentarse junto a nosotros para conversar un rato.
— Entonces Roy ¿Cómo has estado todo este tiempo? Lo último que supe de ti es que estabas en Lieftia buscando a alquimistas exiliados de las regiones frías de Snis… Y mírate, ahora te encuentro tirado en el suelo mientras mis subordinados terminan el trabajo sucio jejeje -Al terminar de burlarse de Roy, este prosigue a sacar un cigarro de su bolsillo para luego encenderlo y así fumar un poco-
— Jejeje cállate, al final no encontré nada alla, pero por lo menos me traje este regalo -Este jala el cuello de su camisa para mostrarle la herida de su pecho a Darian- Bonita ¿no?
— Jajaja~ Definitivamente terminaras muriendo antes de que todos completamos nuestras metas.
— Ya habría muerto si no estuviera protegiéndolo hasta para cuando se baña -Me acerco a Darian para susurrarle- ¿Sabes lo lento que se bañan toda su familia?
— Oye la ingenié es prime… Espera ¿Te sabes los tiempos de bañado de todos nosotros? -Este me mira con una cara llena de preocupación y confusión por lo que dije-
— Sé más cosas de las que crees, al final y al cabo ¿No soy tu guardaespaldas? Cualquier cosa puede pasar en un baño ¿No recuerdas lo que paso en aquel teatro en Paresse?
— Ohhh… Tienes razón.
— ¿Qué paso en Paresse?
— -Roy voltea para sostener los hombros Darian mientras lo observa seriamente- Créeme, no quieres saber…
— Amigo… Ya tienes 27, madura un poco -Este se suelta de las manos de Roy para devolverle la mirada seria-
Pasaron varios minutos en lo que conversábamos con Darian. Él y Roy eran amigos desde la universidad, pero mientras que Roy estudiaba medicina para ser un doctor en la clínica de su padre Darian aprendía todo acerca criminología para poder ser investigador en el departamento policiaco de la ciudad, fue mera coincidencia que se encontraran nuevamente en la SD para trabajar mutuamente.
Desgraciadamente ya habían terminado de hacerle mantenimiento al vagón. Por lo cual teníamos que abordar el tren para seguir con nuestro viaje, en eso Darian nos detiene para hablar de un último tema antes de partir nuevamente hacia Hokori.
Nos explica como recientemente la SD comenzó a hacer negociaciones con los demás países, al parecer quieren ofrecer distintos servicios a cambio beneficios y preferencias para la institución. Básicamente estaban yendo en contra de las bases con las que se fundó Salud y Defensa, una organización dispuesta a proteger a todos por igual.
Entonces aquel joven saca de su bolsillo un pequeño papel para luego entregárselo a Roy, en el mismo tenía un número de teléfono en el cual podía llamarlo sin temer que los espiaran desde la sede principal. Darian estando a punto de marcharse se detiene un momento para estirar su brazo derecho y posar su puño frente de él.
— ¡Justicia!
— -Este igualmente corresponde con el mismo gesto- ¡Salud!
— -Al final yo también me uno colocando mi puño frente al de ellos- ¡Legado!
— ¿Legado? ¿No había algo más abstracto? Jajaja -Roy comienza a reírse junto a Darian después de escuchar lo que dije-
— -Correspondo a sus burlas golpeándolos con el mango de mi katana- Sigan riéndose de mí, ya verán como dependerán de mi para poder cumplir sus metas -Alza en lo alto su katana para luego gritar- ¡Yo me encargare de que la humanidad siga fortaleciéndose!
Entre risas nos despedimos para acto seguido volver a nuestro camarote el cual nos esperaba el maquinista para cobrarnos los daños causados por la SD, supongo que era una manera de castigarnos por parte del jefe de área.
Durante el viaje me quede mirando por la ventana reflexionando sobre todo lo que había vivido con Roy estos dos últimos años. Desde que decidí desertar de los Karasu no he sabido nada de ellos, solo que mi maestra Akai subió al rango de general.
Las primeras horas de viaje fueron muy tranquilas, por lo cual Roy me pide que le explique cómo funcionaba el poder militar en Hokori para poder romper un el silencio, además es fácil confundirse con este tema debido a que hay distintas ramas del mismo.
— Bueno en primer lugar, Hokori cuenta con las mismas composiciones básicas como Basilia que son fuerza policial y ejercito.
— Eso es obvio ¿Qué país no lo tiene?
— Oh disculpa, pensé que tenía que explicar todo bien ya que estoy hablando con la única persona que reprobó biología básica en tu universidad, según tus profesores eso no había pasado en más de cincuenta años.
— … La biología es difícil…
— -Suelto una leve sonrisa para luego tapar mi boca mientras volteaba mi miraba y susurraba en voz alta- Diana menciono el otro día que su escuela piensa agregar bilogía pre avanzada entre sus materias.
— Ya continua con lo de las milicias de Hokori o cuando volvamos llenare el cobertizo de herramientas y basura.
— La basura y herramientas me servirán para poder crear armas nuevas, solo imagínate el ruido que hare todas las noches con esos nuevos juguetes jejeje~ -Abrazaba mi katana de manera placentera mientras imaginaba todo lo que podría hacer con esa chatarra- ¿También puedes darme un soplete? Si pudiera soldar~
— ¡Continua de una vez!
— Bueno jejeje, además de esos dos también contamos con los Karasu, dime que por lo menos si conoces nuestra utilidad.
— Claro, son básicamente una SD pero de carácter nacional.
— Bien, pero al contrario que Salud y Defensa que se encarga de los inhumanos de una manera más directa, nosotros estamos ubicados a de manera lineal por todas las fronteras de nuestro territorio. Así evitamos invasiones a gran escala y el alto costo de mantener amuralladas todas nuestras ciudades como Basilia… Ah sí, y los Karasu prácticamente son una extensión del ejército nacional, por lo cual nuestros recursos como armas y demás vienen de ahí.
— Si sabía algo de eso ¿Básicamente por eso les dicen Karasu? Porque son cuervos que sobreviven con lo que tienen.
— ¡Exacto! Y bueno, aparte de los Karasu no es que haya mucho, digo como cualquier otro país tenemos un grupo de inteligencia y demás cuestiones como el ejercito de ciento catorce soldados del emperador. Pero eso no es necesario para nuestra visita.
— Ya veo… Por cierto, me pareció curioso que siempre te refirieses a Karasu como nosotros a pesar que desertaste del mismo hace dos años.
— Ehhh… Bueno, a pesar de todo lo que pase allá… Aun me siento como una de ellos je~ -Al observar nuevamente la hoja de mi katana suelto una ligera sonrisa melancólica-
Sin darnos cuenta en un pestañeo ya nos encontrábamos en Hokori, podía notar el cambio de ambiente cuando en vez de ver grandes montañas acompañadas de pastizales que se extendían al horizonte, veía bosques inmensos con enormes praderas llenas de cultivos y granjeros.
Somos comúnmente conocidos como el país de la abundancia debido a que gracias a nuestra posición geográfica y nuestro buen clima tengamos una prospera cosecha, además que la familia real siempre invirtió más en los agricultores que en su mismo ejército. Aun así, eso no impidió que lo poco que tenemos de fuerza militar se fortaleciera con lo poco que tenían a la mano.
Este país se había logrado ser reconocido por ser tan próspero y fuerte a la vez, algo que en estos tiempos era algo impensable debido a que siempre tenías que sacrificar algo para poder tener lo otro. El problema es que no solo el sacrificio que hicimos para llegar a este punto fue grande, aun en la actualidad pagamos aquel terrible precio.
No podía contener mi emoción al llegar a Shinchoku la capital de Hokori, por lo cual me bajé rápidamente por la ventana de nuestro camarote aun cuando el tren se encontraba en movimiento, pude ver como todas las personas usaban sus vestimentas coloridas y las casas tenían ese toque de ser únicas entre sí, no como pasaba en Jeited que era difícil saber en qué calle te encontrabas.
No te como a mi lado había una torre de vigilancia en la estación, por la cual decido escalarla hasta llegar a la punta de la misma. Los trabajadores del lugar se sorprendían por como subía con facilidad por los barrotes, en cierto modo parecía que fuera una especie de acróbata callejera, pero supongo que al ver mis armas en mi espalda y los colores de mi vestimenta era más que obvio de donde provenía.
Estando en la cima de aquella estructura pude ver como toda la capital había crecido en estos dos últimos años, los castillos habían sido remodelados y el palacio real seguía tan reluciente como siempre.
En ese momento recordé como uno de mis sueños era poder trabajar como guardia real, siempre me gustaron sus uniformes llenos de acero y de detalles como las hombreras de dragón que imponían respecto o sus míticas lanzas que pesan como si fuesen crías de una vaca.
Normalmente un guerrero siempre sueña en volverse más fuerte o ser el mejor de todos. Yo no era la excepción pues quería hacer algo por lo cual me recordaran incluso después de siglos de mi muerte, siempre quise ser famosa pero obviamente logrando algo de tal magnitud como “curar a los inhumanos”.
Luego de observar el paisaje de la ciudad varios minutos decido bajar de la torre para acto seguido encontrarme a Roy el cual me da un golpe en mi nuca por haberme salido del tren tan imprudentemente.
Después de eso pedimos transporte para poder ir hasta el campamento de los Karasuno donde se encontraba Akai la cual aún tenía sentimientos en contra ella.
Tuvimos que contratar una carreta debido a que hay muy pocos vehículos a motor en Hokori y los que hay son de uso exclusivo para el transporte en las ciudades, por lo cual no teníamos más opción que ir siendo llevados por un caballo.
En el camino Roy no podía aguantar las ganas de anotar todo lo que veía, por lo cual me entretuve todo el viaje enseñándole cosas de mi país.
— Normalmente no nos gusta estar cerca de los ríos cuando es de noche, es muy probable que aparezca un fantasma de los “Primeros” y te asesine por no ser lo suficientemente fuerte.
— Lo dices como si tu fueras lo suficientemente fuerte como para derrotar a uno… -Este intentaba dibujar una aproximación de lo que era un fantasma de un Primero- Me sorprende como la historia de los Primeros se extendió por todo el continente de Snis.
— Para mí no, ósea ¡Son guerreros que literalmente luchaban con demonios! Además, con nombres tan míticos como Benkei el obelisco o Edward el puño de acero.
— Creo que el puño de acero se llamaba Gatsu.
— No señor, Gatsu es el espadachín negro. Aunque mi favorito siempre será Arslan el heroico -Respondía el jinete que nos llevaba-
— ¡Ah sí! Arslan también era genial, pero me parece curioso que sea el único el cual tiene muchas contradicciones en su género. Al final nunca se supo si era hombre o mujer.
— Por cierto señor ¿Usted si me puede contar sobre los dioses de Hokori? -Roy le preguntaba al jinete para luego hacerme esa típica mirada de zorro que siempre hace para enojarme-
— ¡Ya vas a empezar! -Tomo mi katana para luego golpearlo con el mango- Disculpe ¿Puede contarle sobre nuestra mitología a mi amigo? -Le preguntaba mientras soltaba una sonrisa inocente-
— Huh… Bueno, como decía la señorita… Acá tenemos una gran diversidad de religiones por lo cual nuestra mitología siempre ha sido muy rica en dioses y deidades, pero siempre partimos con nuestra historia más antigua “El llanto de la luna”.
— ¿El llanto de la luna? Estoy seguro que de niño tuve un libro con ese nombre.
— Ahí están de nuevo los Basilios robando nuestra cultura, déjame contarte la verdadera versión y no una adornada para niños de ricos mimados -Inmediatamente Roy me mira enojado por haberlo llamado de aquella manera- No me mires así, sabes que es verdad.
Hace mucho tiempo antes de la existencia de los primeros y de la formación de Sins. Había una joven que todas las noches iba a las afueras de su hogar para poder ver la luna, esta se quedaba despierta hasta el último segundo que aquel astro se postraba en el cielo para luego con las pocas fuerzas que le quedaban dormir todo el día hasta el atardecer y así empezar nuevamente.
Siempre que le preguntaban a la joven por que se quedaba hasta tarde solo observando el cielo ella solo respondía “Todos necesitamos algo de compañía”. Nunca decía nada en el trascurso de la noche, pero con solo ver su rostro podías comprender como ella tenía largas charlas con la misma luna.
Aquella joven fue nombrada Tsuki, la dama de la luna. Luego de varios años paso algo que nadie podía explicar, por un mes completo siempre hubo luna llena. Tsuki no pudo evitar estar tan feliz por ese largo mes con el que pudo hablar hasta el cansancio con la luna, pero eso lo iba pagar caro.
Desgraciadamente por lo poco que dormía la joven cayó enferma lo cual provocó su muerte. Esa noche la luna al no ver que llegaba su compañera comprendió lo que había pasado, por lo cual la misma se tornó de color rojo y comenzó a soltar lagrimas sobre la tierra las cuales traía dentro de sí terribles criaturas que habitaron el planeta por decenas de años.
Ese evento transformo la tierra como la conocemos actualmente, de hecho, siempre se ha sospechado que los inhumanos son los únicos monstruos que sobrevivieron al paso del tiempo luego de que la luna llorase.
— Ohhh… Entonces gran parte de todos sus dioses provienen del llanto de la luna ¿Cierto?
— ¡Bravo, aprobaste mitología básica!
— -Sin pensarlo dos veces Roy me lanza una bolsita llena de monedas en la cara- ¡Deja de hablar y mejor vez a pagarle al jinete que ya llegamos!
— -Luego de sobar mi rostro por el golpe que me lleve observo a la lejanía en la cual se podía ver una pequeña muralla, en la misma se podía apreciar bien en alto las banderas rojas y negras que representaban a los Karasu- ¡¿Ya llegamos?! N-no creo estar lista todavía para verle la cara… (¿Cómo pude ignorar en todo el viaje el hecho de que tendría que hablar nuevamente con mi maestra? Hasta parece que un principio me emocionaba por venir…)
Al fin habíamos llegado al campamento principal de los Karasu luego de haber viajado en tren unas cuatro horas y otras seis en carreta. No podía parar de recordar cómo fue toda mi vida acá a pesar que solo me haya ido dos años, supongo que era algo normal después de los grandes cambios de cultura entre Hokori y Basilia, aunque también podría deberse porque todo ese tiempo lo conviví con Roy lo cual hace que se sienta más extenso de lo que es.
Al bajarme de la carreta podía ver cómo había cientos de soldados alrededor de la muralla, unos en carpas descansando, otros entrenando hasta el cansancio, lo normal por este lugar. Sin embargo, ellos clavan sus miradas en mi como si fuesen flechas al notar mi presencia, por lo mismo mi cuerpo se queda estático y tembloroso.
No sabía que había pasado en todo este tiempo, ni cómo se habrán tomado mi decisión de partir por lo cual cualquier escenario era posible, hasta uno en el que muramos en el instante.
— R-roy, s-se me olvido decirte que muy posiblemente no podamos dar un paso más…
— ¿De qué hablas? Esta mujer es muy amable, su nombre era Akai ¿Cierto?
Inmediatamente al escuchar ese nombre volteo para ver que junto a él había una mujer de alta estatura con cabello blanco, un top rojo que dejaba todo su abdomen descubierto, unos pantalones negros y dos katanas de acero puro colgados horizontalmente en la parte trasera de su cintura.
— ¡Hola Kai! Mucho tiempo sin verte mi pequeña, vamos muchachos ¡Denle la bienvenida a nuestra Karasu favorita!
Rápidamente vinieron varios soldados hacia mí para luego cargarme y lanzarme hacia el aire varias veces mientras repetían mi nombre. La verdad no esperaba esta reacción proveniente de su parte debido a que cuando partí lo hice sin avisar a nadie, por lo cual siempre pensé que tenían cierto rencor hacia mí.
Luego de toda esa conmoción nos llevaron hasta la carpa principal la cual estaban preparando un gran banquete para celebrar mi regreso, todo lo que estaba experimentando desde era surrealista. Hasta estaba cocinando carne la cual era muy cara en el país, nunca la había probado hasta que me fui a Basilia.
Roy se encontraba bebiendo con los médicos del campamento lo cual era algo que muy pocas veces pasaba, mientras tanto yo estaba poniendo al día con mi maestra.
— Entonces al final te fuiste por amor, si me lo hubieras dicho en un principio lo hubiera entendido jejeje -Esta ríe un rato para luego darme una palmada en la espalda con fuerza mientras bebe un poco de cerveza- Mas te vale invitarme a la boda jajaja.
— Vuelves a mencionar algo por el estilo y juro que te retare a una lucha de garras… Aunque, no esperaba que me recibieran con los brazos abiertos…
— ¿Por qué no hacerlo? Con mi nuevo plan de entrenamiento tenemos comida para desperdiciar con el pequeño costo de que no tenemos mucho equipo de primeros auxilios ¡Pero eso nos volverá más fuertes!
— Ahí está usted con sus magníficas ideas…
— Además, eres y siempre serás de las mejores Karasu que estuvieron acá, ibas ser mi sucesora después de todo.
— Sucesora… Espera ¿Vas a retirarte como líder del campamento?
— No, de hecho es promoción, me invitaron a formar parte de los generales de Karasu o trabajar como guardia de la familia real.
— ¡¿General o guardia real?! ¡Ya tienes tu vida asegurada! La verdad no podía esperar menos de ti… -El volumen de mi voz baja considerablemente para luego tartamudear torpemente- B-bien hecho… M-ma… má.
— Awww… No me llamas así desde esa vez que de niña juraste que serias la Karasu más fuerte de todos los tiempos ¿Tanto me extrañabas?
— C-cállate… Solo lo hago porque es una ocasión especial, además vinimos acá para que nos ayudes con algo.
— Podemos hablar de eso mañana, ahora por favor bebe un rato conmigo, mira que tu amigo también lo está disfrutando.
En ese mismo instante apunta hacia Roy el cual se encontraba en el suelo tomando cerveza desde un barril mientras que los otros médicos que lo acompañan lo motivan a que se la terminara.
— Pfff… Y se supone que él tiene que cuidarme mientras estoy ebria. Bueno, pásame un trago que no pienso amargarme cuando hay carne de por medio.
— ¡Así se habla mi pequeña, hasta el fondo! Enséñales quien manda en el campamento central.
Al instante me sirve un vaso lleno de cerveza la cual tomo rápidamente de un solo trago hasta dejarlo vacío, después lo alzo mi puño con fuerza para gritar “¡Viva Karasu!” e inmediatamente ser seguida por lo demás soldados imitando mi gesto.
Pasamos toda la noche bebiendo y bailando hasta que no pudimos movernos más. En la mañana luego de haber pasado varias horas con resaca y ayudar a Roy a poder levantarse solo nuevamente, nos dirigimos al campo de practica donde se encontraba mi maestra entrenando.
Ella se encontraba golpeando con sus espadones grandes piedras las cuales terminaban con grandes grietas y en algunos casos partidas en dos. Su apodo del “cometa rojo” venia de lo rápido y fuerte que eran sus golpes al momento de batallar.
Luego de unos minutos se detiene para descansar por lo cual nos acercamos y para poder comentarle sobre la captura masiva de inhumanos que estaba haciendo Hokori.
— Oh ahí viene mi pareja favorita ¿Ya me pedirán que les de mi bendición para su boda?
— ¡Tú cállate que traje Onos Bakuyaku de sobra para gastarlos en ti!
— ¿Bendi… que? No la escuche muy bien ¿Puede repetirlo? -Roy seguía con un fuerte dolor de cabeza debido a la resaca-
— -Golpeo con un poco de fuerza el abdomen de Roy- Solo dijo bendiciones para ti de parte de un dios que a nadie le importa.
— No seas cruel con el pequeño, tuviste que verlo anoche cuando le dijeron lo que significaba danza de cuervos jejeje -Esta se acerca a Roy para acariciar su cabello-
— ¡¿Qué, se lo dijeron?! -Me acerco rápidamente hacia Roy para jalarlo del cuello para luego gritarle en la cara- ¡Dime lo que te dijeron!
— D-deja de gritar K-kai aún me duele mucho la cabezaaa… -Después de hablar queda dormido nuevamente por lo cual lo suelto dejándolo caer al suelo-
— Qué bueno que tomaste mucha cerveza, lo más probable es que no recuerdes nada de anoche.
— Es un chico muy divertido, pero ya yendo al grano ¿Qué es lo que quería hablar anoche?
En ese momento le explico a mi maestra el porqué de nuestro viaje, al instante ella se sienta para luego mirarme de una manera poco inusual.
— Entonces… Al final cumplirás la voluntad de ellos ¿Verdad? -Ella apunta hacia mi katana- En tu nota solo habías agradecido todo tu tiempo acá, la verdad estaba preocupada de lo que fueras hacer… Hasta pensé que te ibas a suicidar y todo.
— ¡¿Por qué lo dices así normal como si fuera algo que se hace todos los días?!
— ¿Y porque siempre me gritas? Yo te enseñe a tener respecto a tus superiores.
— Lo siento… Y tampoco soy tan cobarde para suicidarme luego de lo que paso ese día. Ahora mi meta es conseguir la cura de los inhumanos y registrar todo lo que paso antes de poder lograrlo.
— Jejeje, me resulta curioso como dos jóvenes quieren solucionar el único problema a gran escala que sufre la humanidad y por la cual le ha tocado moldearse acorde a esta. Solo espero que sus metas no terminen matándolos…
— Claro que no lo hará. Y por favor deja de usar tan seguido el “jejeje” te hace ver más psicópata de lo que eres.
— ¿En serio me veo como una psicópata? ¿Entonces es por eso que el general Shin no ha querido salir conmigo? ¡Ahhhhhh! -Esta salta encima de mí para abrazarme con fuerza mientras lloraba un poco-
— ¡Ay no jodas, con razón me acostumbre rápidamente a Roy!
— * Sniff * Pero bueno, puedo ayudarte con el tema de los inhumanos, pero primero necesitare que te encargues de algo. Ya sabes cómo funciono yo pequeña.
— Ahí si no lloras ¿Verdad? Ya escúpelo que luego te alcanzo en edad.
— Pues… Kemuri volvió.
— … -Luego de mirar un largo rato a mi maestra en silencio procedo a suspirar y solo decir- Mierda.