El Legado de Kai - Capítulo 3 - Encadenada al pasado
Capítulo 3: Encadenada al pasado
Después de haber hablado con mi maestra partí inmediatamente hacia la línea fronteriza de Hokori en busca de Kemuri. Roy aún se encontraba inconsciente por el exceso de alcohol, por ende, tuve que cargarlo en mi hombro por varias horas hasta que al fin logro despertar.
– ¿Qué?… ¿Dónde estamos? -Este aún se encontraba un poco aturdido por lo cual tomo uno de nuestros termos de agua y lo vacío sobre su cabeza-
– Estamos cerca de la frontera de Hokori con Lieftia, mientras tú dormías mi maestra me encargo una misión -Luego de mojarlo todo le doy dos cachetadas en sus mejillas para luego levantarlo del suelo- Solo tenemos que capturar a alguien y podremos tener acceso a la investigación de los inhumanos.
– Entonces trabajo hecho, solo tienes que mover tu katana un poco y listo terminamos antes del anochecer, que por cierto ¿Por qué el sol se está ocultando? No me digas que estuve dormido todo el día.
– Pues fíjate que no, está amaneciendo así que solo te cargue por casi un día completo -Le lanzo nuevamente un poco de agua para desquitarme- Al menos valió la pena ver como todos los Karasu se reían de ti por estar inconsciente jejeje, si fuera tu no vuelvo allá.
– … Creo que no volveré a tomar en un buen tiempo… Pasando de tema que no tiene que ver con mi falta de autocontrol al momento de beber alcohol ¿A quién tenemos que capturar?
– Bueno es una vieja compañera que deserto, pero en vez de servir para algo como yo solo se convirtió en un dolor de cabeza para los de Karasu, ya sabes, ladrona, caza recompensas para las mafias, todo lo que puedes esperar de una narcisista que quiere cambiar el mundo a su manera… -Volteo rápidamente para mirarlo fijamente a los ojos- Como estés pensando que me estoy describiendo a mí misma te llevo a rastras de regreso.
Luego de que desayunáramos un poco y que Roy estirara su cuerpo retomamos la caminata hasta el pueblo donde se encontraba Kemuri.
Aquel pueblo es una de las varias vías por los cuales los Lieftianos pueden comerciar con los otros países sin que estos tengan que romper su promesa de no depender de nadie. Es algo que todos saben, hasta los mismos gobernantes de Lieftia estaban al tanto de cómo se manejaban sus fronteras, por lo cual sabían las consecuencias que provocarían si cerraban esos puntos de comercio.
– (Ahora que lo pienso es muy hipócrita por de parte de Leaftia promover unos ideales a sus habitantes y países vecinos los cuales no cumple. Menos mal que eso no pasa con países poderosos, todo acabaría muy mal…) Demasiado la verdad.
– ¿Huh? ¿Otra vez estás hablando sola?
– Si -Sostengo mi katana por la funda para luego chocar el mango con fuerza contra el tronco de un árbol- ¿Problema?
– ¡Ya deja de amenazarme! Estas peor que mi padre cuando estaba comenzando mis estudios. Aunque ahora que lo pienso si no fuera por esas amenazas de seguro hubiera abandonado la universidad antes, por cierto, aquí tienes.
Roy saca una de sus pistolas para lanzármela así sin más, por suerte logro reaccionar a tiempo esquivándola por completo.
– ¡¿Sabes que así no se usa una pistola?! ¡Tanto que las presumes y no sabes apretar un gatillo!
Luego de haberme asustado por aquella reacción de mi contrario me tranquilizo un poco para luego levantar mi mirada hacia él nuevamente.
Estaba un poco distraída debido a que no podía dejar de pensar en Kemuri. Después todo solo quedamos tres desde lo que paso aquella noche, apuesto que los demás me ayudarían en este momento en darle una paliza para que dejara de causarnos problemas.
Antes de seguir caminando por las montañas para llegar aquel pueblo decidí contarle Roy sobre nuestro objetivo. Básicamente ella es una especialista en usar kusarigamas• y kamas• por lo cual el combate cuerpo a cuerpo iba ser un problema.
Además, tomando en cuenta de que no he sabido nada de ella desde hace más de seis años perfectamente podría tomarme por sorpresa y acabar conmigo. Por lo cual le pido a Roy que no baje la guardia en ningún momento y si es necesario dispararle que no lo piense dos veces.
Al yo mencionarle aquello enseguida muestra una expresión de indiferencia y rechazo, por lo cual yo misma levanto su rostro para inmediatamente decirle “¿En verdad crees matarla de un disparo? Jajaja no me hagas reír”.
El me sigue la broma mencionando que iba usaría una escopeta contra ella. Era normal que al principio dudara de si dispararle a una persona debido a que lo tienen remotamente prohibido en la SD sin importar el contexto que se presente, es una manera de regular el porte de armas en territorio ajeno.
Luego de un par de horas pasando de montaña en montaña hasta que logramos ver a lo lejos nuestro punto de llegada, Komatsu el pueblo que conectaba dos países y evitaba que tuviéramos fuertes tensiones en nuestra frontera.
– Oh vaya, desde aquí puedo ver el pueblo -Este saca su cuaderno y lápiz para dibujar un poco el paisaje a la vista- Desde este ángulo podre tener un buen dibujo de este lugar.
– ¿Enserio vas a dibujar ahora? ¿Recuerdas que tenemos una misión en la que consiste capturar a alguien?
– Lo sé, pero déjame de disfrutar de tu hogar porque después de todo recuerda que nosotros no hemos descansado estos dos últimos años, siempre saltábamos de misión en misión y de rumor en rumor para poder encontrar una cura de los inhumanos.
– Pfff… Tienes razón, aunque ayer te reventaste a beber como un cerdo, pero aun así tienes razón. Tampoco hay tanta prisa en encontrar la cura tan rápido -Me siento junto al tronco de un árbol para descansar un rato-
Roy se sentó a dibujar mientras yo seguía reflexionando sobre este lugar, habían pasado varios años desde que visite por última vez este pueblo fue cuando me habían rescatado de aquella noche, si no hubiera sido por el maestro Shen de seguro hubiera muerto.
Inmediatamente desenfundo un poco mi katana para ver como el nombre del maestro se encontraba en la hoja de la misma. No solo él, cada persona que me ha ayudado hasta ahora en mi vida he grabado su nombre en mi arma para nunca olvidarla.
Estaba pensando si tenía que grabar el nombre de Roy en la katana, obviamente alguien como él jamás la olvidaría, pero aun así quería tenerlo escrito como manera de agradecimiento por todo lo que ha hecho por mí.
– Oye cuando termines ahí vamos corriendo al pueblo, si no mal recuerdo aquí hace una increíble sopa de fideos.
– Ahora si quieres disfrutar del momento jejeje ¿Qué tal si hacemos una apuesta? El que tome menos sopa tendrá que pagarle la comida al otro -Vuelve hacer su mirada de zorro amañador de siempre-
– A mí no me engañas, estoy consciente de todo lo que vomitaste por andar bebiendo. Ahora mismo debes tener el estómago más vacío que tu pared con tu “diploma”.
– No tendré el diploma, pero algún habrá un gran cartón que reconocerá mi hallazgo con la cura de los inhumanos. Y por cierto… Entonces supondré que tienes miedo de perder contr…
– -Inmediatamente le lanzo un poco de tierra a la cara para luego correr hacia el pueblo- ¡Te hare gastar todo tu sueldo en mi comida!
Odiaba que Roy siempre usara esa excusa, por lo cual nunca le rechazaba un reto o apuesta si de por medio me mencionaba que tenía miedo a perder. Digo no es por nada pero he vivido con su padre un buen tiempo, eso debería mostrar mis estándares respecto al temor.
Cuando llegamos al pueblo nos acercamos al restaurante más cercano y empezamos a comer como si nuestras vidas dependieran de ello. Al pasar varios minutos llegamos al punto en el que ninguno de los dos podía seguir comiendo, lastimosamente quedamos en empate por lo cual nos tocó pagar por igual la cuenta.
Luego de nuestra pequeña competición pasamos entre locales y habitantes preguntando por Kemuri, según nos contaban, ella andaba emboscando carretas de mercancía y tesorería de la familia real. Ella aún conservaba esos pensamientos de querer derrocar al rey, al menos es bueno saber que sigue siendo la misma de siempre.
Pasaron un par de horas hasta que anocheció por ende teníamos que buscar un lugar en cual quedarnos. Rápidamente encontramos un hostal barato en el que nos aceptaran, sin embargo, el dueño no paraba de advertirnos que si rompíamos debíamos pagarlo por lo cual supongo que paso un mal rato con los guardias de la capital.
A pesar de la tosca bienvenida que recibimos nos propusimos a descansar después de nuestra larga caminata. En eso Roy se encontraba sentado con la cabecera de su cama en la espalda mientras tomaba apuntes en su libreta.
– Oye deberías descansar un poco, mañana estaremos todo el día caminando cada calle de este pueblo buscando a Kemuri.
– Lo haría si no fuera porque tú me llevaste cargado la mitad del camino hasta acá, tengo mucha energía aun así que me tomare unas horas en reflexionar ideas.
– Mmmmh… Cuando escribes haces mucho ruido -Tomo la almohada de mi cama y cubro mi cabeza con ella-
– En muchos sentidos te pareces a un animal… Por cierto, no me has contado mucho de esa tal Kemuri -Roy empieza hacer bocetos de un Kusarigama en su libre-
– Bueno… No es que tenga mucho que contar.
No conocía mucho de Kemuri debido a que siempre nos llevábamos mal, era normal que siempre nos encontraran peleando porque nunca aceptábamos lo que pensara la otra.
Ella llego al campamento Karasu después que su hogar fuese arrasado por una invasión de inhumanos, pero por alguna razón no tiene ningún rencor por los mismos. Aunque siempre ha dejado en claro su odio a la capital y a la familia real.
A pesar de que hay una gran parte de la población de Hokori que siente un gran respeto hacia la familia real también existe el otro lado que piensa que debería disolverse y comenzar un estado democrático como en Envy.
– Oye llevas mirando a la nada un buen rato ¿De verdad no conoces nada de tu vieja compañera?
– ¿Huh? Ah… Ehh… Bueno… Una vez peleamos porque no nos gustaba la meta de la otra, ya sabes cosas de adolescentes.
– Claro, se me olvidaba que en Envy es normal matarse por tener diferentes ideales.
– ¿Cómo supiste que era a muerte con armas de verdad?
– No lo sabía…
– Jejeje esa fue la primera vez que usábamos armas de verdad, ella usaba su Kusarigama mientras yo mi katana -Volteo mi mirada para mirar el cielo por la ventana de la habitación- Luego de ver su primer ataque pude ver como esa arma estaba hecha para ella.
Kemuri solo tenía que danzar por el campo de batalla para cortarte múltiples veces con el filo de la guadaña y si hacía falta matarte bastaba con engancharte con la misma para que no tuvieras escapatoria.
Me costó demasiado bloquear sus ataques con mi katana pero aun así logre darle un buen reto. A la final nuestra maestra se enteró de nuestra pelea por lo cual nos detuvo y castigo por varios meses.
Ella y yo parecíamos de mundos diferentes, pero cuando peleábamos nos colocábamos en la misma sincronía por lo cual entendíamos perfectamente lo que la otra pensaba. “No perderé ante ti” era la frase con la cual siempre empezábamos.
– Oye volviste a la nada.
– Déjame divagar en paz.
– -Escucho una voz proveniente de la ventana- Opino lo mismo, ella se ve linda cuando tiene conflictos emocionales.
Volteo rápidamente para percatarme que había una chica sentada en el borde de la ventana. Llevaba una túnica marrón que cubría su cuerpo entero mientras que su cabello era negro y largo, era como si siempre se lo peinase además de tener un rostro demasiado limpio.
Luego de uno segundos procesé quien era por lo cual corrí hacia ella para abrazarla sin tener cuidado de no caernos por la ventana, menos mal ella se sostuvo de la misma evitando que ocurriera ese accidente.
– ¡O-oye ten cuidado que casi nos caemos!
– ¡Llevo años sin verte Kemu! -La abrazo con más fuerza mientras lloraba un poco-
– Oh… Kai… Yo también te extrañe adoctrinada de la corona jejeje -Correspondía a mi abrazo mientras me acariciaba un poco el cabello-
– -Roy queda un poco en shock por todo lo que paso en tan poco tiempo- Ehhh… Siento que hay una gran disonancia con lo que está pasando acá.
Tampoco yo misma esperaba reaccionar así pero ya llevaba más de ocho años sin verla además que somos las ultimas de nuestra generación por lo cual no puedo evitar sentir que tengo a un familiar vivo frente de mi sin importar mi pasado con ella.
Después de un largo abrazo nos separamos para luego sentarnos en mi cama para poder colocarnos al día después de todos estos años.
Al parecer Kemuri escucho rumores sobre que tenía nuevos soldados que querían capturarla por lo cual venía a encargarse del problema de raíz, tuvimos suerte de que me escuchara hablando con Roy y me reconociera al instante.
– No sabía que habías desertado también ¿Entonces ahora eres de la SD? Espero que por lo menos te estén pagando bien.
– Tu sabes que el dinero no es una de mis prioridades.
– Claro, pero si te rinde ya que no pagas arriendo y ahorras todo para armas extrañas -Roy respondía mientras volteaba la mirada-
– Oh se me olvidaba, este es Roy mi compañero de trabajo y como dijo vivo en su casa gratis jejeje.
– Vaya, mucho gusto en conocerte Roy, me llamo Kemuri pero en el trabajo me conocen más como la danzarina del humo -Esta luego de presentarse le guiña el ojo provocativamente a Roy-
– Ehhh… * Coff * Creo que ire por algo de agua, las dejare a ustedes dos que hablen y eso… -Este sale de la habitación un poco nervioso intentando desviar su mirada de Kemuri-
Al quedarnos solas en la habitación Kemuri se acostó en la cama para luego mirar hacia el techo y comenzar a contarme todo lo que ha hecho estos años. Inmediatamente también respondía con historias de mis viajes siendo guarda de la SD.
Me conto como no hace mucho se unió a un grupo de anárquicos que quieren derrocar a la familia real por lo cual los usara como oportunidad para cumplir su sueño. Me sorprendí por lo que me dijo por lo cual decidí contarle de mis planes con Roy de tratar de buscar una cura hacia los inhumanos.
Ella de igual manera se emociona por mi meta que comienza a preguntarme varias cosas sobre los inhumanos, era un poco rara la situación debido a que habíamos venido a capturarla para seguir con nuestro camino, pero ahora me encuentro hablando con ella como viejas amigas que no se ven en un largo tiempo.
– Me alegra haberte encontrado aquí Kai, la verdad ya estaba molesto de tantos soldados de la capital oliéndome los pies.
– Si ya me di cuenta, el dueño del hostal nos mencionó algo por el estilo ¿Se puede decir que eres la más cotizada del lugar?
– ¡Jajajajaja! Solo por esta vez te permitiré reírte de mí esa manera -Ella me da un pequeño golpe en el hombro en señal de afecto-
– Es que me la dejaste fácil para decirlo jejeje -Le devuelvo el golpe en el hombro-
– Y bueno Kai… ¿Por qué me andaban buscando?
Desde que comenzó la conversación estaba esperando a que hiciera esa pregunta, por lo cual decido contarle todo lo que sabía de la captura masiva de inhumanos en Hokori y como nuestra maestra nos ayudaría con ello si la capturaba.
– Mmmm… ¿Con que era solo eso? Esa vieja no deja de molestarnos incluso cuando ya no somos sus discípulas jejeje.
– No es para tanto, es bueno que ella no cambie porque de verdad no soportaría que tuviera una actitud de una cuarentona -Empiezo a reír a carcajadas mientras reposo mi cabeza en la cama-
– ¡Jajajaja! Si te escuchara seguro te mataría por mencionar su edad… Oye ¿Y cuando me vas a mostrar el resto?
– Siempre eres tan directa Kemu.
– ¿De qué hablas? Tu siempre fuiste la más seria de nuestra generación.
Ella estaba en lo correcto, antes era la más disciplinada de nuestro grupo y por lo mismo pensaban que iba ser una general en Karasu. Supongo que con el tiempo además de que conocí a Roy mi manera de ser cambio drásticamente.
Me bajo un momento de la cama para sacar debajo de la misma mi katana para acto seguido mostrársela a Kemuri desenvainado la hoja para que pudiera ver los nombres de todos nuestros compañeros en la misma.
Ella sostiene el arma para admirarla un rato mientras acariciaba todo su acero sintiendo en sus dedos el rose de los nombres grabados de quienes ya no volveríamos a ver.
– Riko, Mai, Riku y Tetsuo… Es bueno saber que te acompañan para cumplir tu meta, me hubiera gustado despedirme de ellos como era debido.
– Lo se… Aun así, siento que ellos me dan sus fuerzas para que siga peleando, por lo cual espero que sigas viva para cuando tenga la cura de los inhumanos porque te hare tragarla como si fuese alcohol ¡Jajajaja!
– Jejejeje… De seguro lo aras Kai, pero ahora necesito colocarte a prueba. Yo también busco completar mi sueño por lo cual no puedo dejar que me captures tan fácil -Esta se levanta de la cama para dirigir a la puerta de la habitación para acto seguido detenerse y decirme- Vamos a fuera que no quiero estresar más al pobre dueño del hostal.
Rápidamente me levanto de la cama para seguir a Kemuri hasta afuera del hostal para ubicarnos a mitad de la calle para comenzar nuestra batalla. Ya era un poco tarde por lo cual no había nadie alrededor de nosotras que pudiera resultar herido, solo nos encontrábamos ella, yo y la luz de la luna que nos cubría.
Mientras nos mirábamos fijamente me percataba que solo tenía mi katana en mano y mis dos Ono Bakuyaku en la parte trasera de mi cintura. La lanza escudo se me había quedado en la habitación debajo de la cama, el lado bueno de eso es que Kemuri no sabe de ella por lo cual puede ser una sorpresa a futuro.
No podía mantener mi concentración fija debido al frio que hacía en el lugar por las fuertes brisas que pasaban. Sin embargo, reacciono rápidamente apretando el filo de mi arma para cortarme un poco la mano.
El dolor del corte hace que pueda concentrarme lastimosamente estaba manchando de sangre el mango de la katana por lo cual cuando terminemos me tomara un par de horas quitarles las manchas a la misma.
– (¿Qué estoy pensando? Preocupando de manchas cuando estoy a punto de pelea…)
– -Rápidamente Kemuri se acerca a mi intentando cortarme con un kama que portaba en su mano derecha, pero impido el ataque cubriéndome con mi katana- Vaya, tus reflejos siguen siendo instantáneos, espero que no tengas que seguir cortándote para mantenerlos así jejeje.
– Jejeje ¿Qué tal si dejamos de reírnos como psicópatas y empezamos de verdad?
Sin pensarlo dos veces levanto mi pierna para luego golpearla en su cintura para empujarla y así separarnos un poco. Sin darle tiempo de reaccionar me desplazo hasta estar frente a ella para abanicar con mi katana intentando cortarle las manos.
Kemuri inmediatamente saca otra kama para usarla en la otra mano y así con el filo de ambas armas engancha la hoja de mi katana evitando que pudiera moverla.
Forcejeamos un poco antes de separarnos bruscamente intentando tomar distancia. Pero sorpresivamente ella me lanza los kamas hacia mi dirección por lo cual trato de esquivarlas, pero desgraciadamente una es clavada en mi hombro e inmediatamente la arranco del mismo evitando que agrandara más la herida.
– Estas mucho más activa que antes, supongo que puedes ganarme sin usar tus kusarigamas -Hago un torniquete con mi ropa para detener el sangrado de mi hombro-
– Por algo te lance las únicas armas que tenía en mis manos.
Esta inmediatamente se quita su túnica para dejar caer de ambos lados de sus brazos unos kamas con cadenas clavadas a las mismas, en ese momento me di cuenta que comenzaría a “danzar” con los kusarigamas.
– Pfff… jejeje tenía que abrir la boca.
– Lo sé, espero que puedas con dos al mismo tiempo.
Kemuri se abalanza hacia mi mientras hacía girar sus armas con gran velocidad que pareciese que en cualquier momento se rompería sus cadenas y estas saldrían volando.
Doy pequeños brincos hacia atrás esperando a que se acercara lo suficientemente a mí para poder realizar mi ataque, ella al ver que me alejaba decide sostener una de las guadañas para lanzarme con fuerza la otra.
Me detengo para cubrirme con mi katana sin embargo logra enredar la cadena en mi arma impidiendo que pudiera moverla, acto seguido ella jala con fuerza intentando desarmarme por lo cual yo sostengo la empuñadora y trato de jalar en dirección contraria.
Forcejamos un par de segundos hasta que Kemuri jalo con fuerza para impulsarse a correr por lo cual perdí el equilibrio y caí al suelo. Levante mi mirada rápidamente para percatarme que ella había saltado para darme un fatal con la cuchilla de su arma.
Como si fuera por instinto me lanzo a rodar sobre el suelo para esquivar aquel golpe el cual azota el suelo con tal fuerza que levanta una pequeña nube de polvo, por lo cual aprovecho para correr y tomar nuevamente mi katana la cual desencadeno en el proceso.
– Me alegra que estés en forma Kai, ya pensaba que la SD te había vuelto un poco débil, aunque veo que aún no aprendes trucos nuevos -Se levanta del suelo para nuevamente hacer girar sus kusarigamas-
– Claro que he aprendido cosas todos estos años -Igualmente me levanto del suelo para estirar mi brazo y con mi arma en mano la poso frente de ella- ¿Pero creías que te las enseñaría tan solo empezando? Necesitaras más que eso.
– Mmmmh ¿Y qué tal esto?
Kemuri vuelve a lanzarme una de las kamas intentando volver hacer lo de antes por lo cual solo me limito a agacharme así evitando que me deje desarmada ante ella, pero justo al instante empieza correr hacia mi dejándome una oportunidad de atacarla.
Sostengo mi katana con fuerza con la intención de atacar en la zona de su cintura, sin embargo, al último momento Kemuri salta pasando por encima de mí y cayendo en mi espalda lo cual hace que falle.
Ella rápidamente me patea en mi pierna para que pierda el equilibrio para acto seguido jalar el kama con la cual había fallado su ataque inicial, esta pasa por mi espalda rasgando un poco mi ropa y cortando mi hombro en el proceso. Todo esto lo finaliza dando una vuelta así misma para patearme en abdomen haciendo que callera al suelo por el dolor.
– Estas demasiado acostumbrada a pelear con inhumanos, recuerda que los humanos peleamos de diferente manera incluso más una mercenaria como yo.
– L-lo se… Solo no podía dejar de pensar cómo funcionaba tus kusarigamas, pero ya lo deduje. No puedes atacarme a larga distancia con los dos porque comparten la misma cadena ¿Verdad?
Aunque todo pasara tan rápido y el dolor que sentía ahora mismo es demasiado intenso, no podía dejar de analizar mi rival debido a que solo así podría encontrar una oportunidad para derrotarla.
Cuando Kemuri me ataco por primera vez sostuve con una mano uno de los kamas, lo mismo paso cuando me ataco en el aire y volvió a ocurrir ahora mismo. Ella no puede tener los dos kamas girando a grandes distancias porque comparten la misma cadena lo cual la limita a atacar con uno y defenderse con el otro.
– No dejas de estudiar incluso cuando estamos peleando, de verdad que te tengo mucho respeto. Los Kusarigamas no me daban la libertad que quería al momento de moverme, por lo cual decidí cambiar un poco su diseño remplazando la pesa que estaba en la otra punta de la cadena con otro kama.
– Y para mantener el control de la cadena la tienes atravesando un parche con un agujero en la parte de atrás de tu camisa. Debo reconocer que hiciste un trabajo espectacular con tu nueva arma, pero aun así tienes puntos débiles que corregir.
– Eres muy buena analizando tu entorno Kai, ahora veamos si tus movimientos son tan agiles como tu mente.
Corrimos hasta donde la otra para atacarnos mutuamente, los ataques de Kemuri consistían en saltos sobre mí y sobre las paredes intentando de clavarme las cuchillas de las guadañas, mientras yo trataba de acertar un golpe directo a sus brazos para que perdiera el control de distancia que tenía con el kusarigama.
Mientras más avanzaba nuestra batalla más daño colateral causábamos al pueblo, intentaba cortar la cadena de sus armas, pero dando golpes en el aire no lograba nada, tenía que acertar un golpe sobre una superficie sólida para poder romperla.
Empezaba a cansarme y no podía seguir alargando está situación por lo cual decido tomar una Ono Bakuyaku de la parte trasera de mi cintura para usarlo contra Kemuri, en un principio no lo iba usar, pero ya me encontraba literalmente con la espalda en la pared por lo cual no escatimaría en gastos.
Ella vuelve a lanzarme varios ataques a distancia con los kamas por lo cual los esquivo deslizándome hasta su posición, Kemuri vuelve a saltar sobre mi intentando rasgarme de nuevo con el filo del kama, sin embargo, clavó el hacha explosiva en el suelo y al instante retiro el mango para activar el explosivo.
El arma a explotar nos expulsa ambas del lugar hiriéndonos de manera leve debido a la distancia, aun así, salgo rodando por todo el suelo raspándome el brazo izquierdo, pero no importaba porque podía sostener con fuerza mi katana usando otra mano.
Al levantar la mirada me percato de que Kemuri se encontraba levantándose del suelo con los kamas en el suelo, sin pensarlo dos veces me abalanzo contra ella para empujarla hacia la pared y arremeterla dejando la hoja de mi katana en su cuello.
– Te tengo, la verdad no quería usar la Ono Bakuyaku porque podría asustar a los habitantes, pero ya que te tengo aquí pues…
– ¡Kai! ¿Qué paso? Cuando volví a la habitación no estaban y además escuché una fuerte explosión.
– Oh Roy eres tú, llegaste justo a tiempo para amarrar a Kemu… -De la nada recibo un cabezazo con fuerza de parte de mi contraria causando que me aturdiera- ¡Ahhg!
Kemuri se aleja rápidamente de mi mientras jalaba las cadenas del kusarigama para colocarlas a girar nuevamente, pero esta vez del revés.
– ¿Por qué estás haciendo girar los kamas en dirección contraria al filo? Creo que la explosión te causó mucho daño.
– Eso es lo que crees, pero ya verás lo que puedo hacer.
Esta raspa toda la parte trasera del kama en el suelo para acto seguido salir del mismo varias explosiones de humo provocando que se escondiera en el mismo. La nube de humo comienza a extenderse por toda la calle por lo cual decidimos retroceder para poder mantener una distancia segura.
– * Grrrr… * Gracias por venir Roy ¡Ya la tenía en mis manos! Para la próxima mejor quédate borracho durmiendo.
– ¡Disculpa por preocuparme por ti! Podías haberme avisado que ibas a luchar con ella ahora mismo, no es que hace un par de minutos estuvieran hablando como mejores amigas.
De repente Kemuri lanza hacia nosotros uno de los kamas pero para nuestra suerte para por medio de ambos. Roy al ver de qué parte salía la cadena en la nube de humo decide sin vacilar sacar una de sus pistolas para disparar repetidas veces en eses punto.
No podía creer que él fuera capaz de dispararle a una persona por lo cual me abalanzo en su contra para bajar su arma, estando en el suelo me percato de que la cadena del kusarigama está inmóvil por lo que enseguida comprendí que Roy logro darle a Kemuri.
– ¡¿Por qué disparaste?! ¡¿Desde cuándo le disparas a las personas?! -No podía dejar de estar alterada mientras le daba pequeños golpes en el pecho a mi contrario-
– T-tu dijiste que si era necesario lo hiciese… Además, no le dispare a una persona, fue a una nube de humo… -Este baja la mirada mientras suelta su arma-
– Lo decía porque no creía que lo hicieses…
Definitivamente esto no tenía que haber pasado, todo fue una mala sucesión de eventos, además que no esperaba que Roy tomara mis palabras en serio. Supongo que fue mi culpa desde un principio.
Me levante del suelo para adentrarme hacia la nube de humo para buscar el cuerpo de Kemuri, ya no podía hacer nada para salvarla, pero por lo menos se merece una sepultura decente.
Al avanzar un poco no podía ver nada a más de medio metro de mí, intente seguir la cadena por lo cual me agacho para sostenerla con mis manos, de la nada alguien se lanza sobre mi tumbándome sobre el suelo, antes que pudiera ver quien era pude notar como pasaba una cuchilla sobre nosotros, era el kama.
– ¿Estás bien Kai? Te estaba siguiendo para revisar el cuerpo de tu amiga, pero de repente note como jalaban de la cadena con fuerza, discúlpame si te lastime.
– N-no está bien, pero eso quiere decir que ella…
– Es un poco sucio dispararle a alguien que está dentro de una nube de humo, todos los que usar armas de fuego son unos debiluchos.
– ¡Eso lo que le digo cada 5 minutos! -Me levanto del suelo para luego gritar con todas mis fuerzas- ¡Y tú no vuelvas a aparentar tu muerte! Me asegurare que cuando te capture te amarren con todas las cadenas posibles para ver si me volverás hacer esa gracia.
– ¡Pues dile a tu compañero que deje de disparar asi, yo también pensé que me había dado por lo cual estaba intentando salir del shock!
Vuelvo a apretar mi arma con todas mis fuerzas para correr a ningún punto en específico en busca de Kemuri para volver a remeterla contra un muro. Luego de avanzar un poco logro encontrarla por lo cual me tiro con todas mis fuerzas para empujarla fuera del lugar para tener mejor visión.
Estando ya afuera empezamos a nuevamente intercambiar golpes mientras intentábamos derrumbar a la otra, cualquier fallo a estas alturas podría significas golpe letal que nadie quiere recibir.
Las chispas de nuestros filos chocando se intensificaban además que el ruido que generábamos podía escucharse por todo el pueblo, la verdad no podía esconder mi emoción, mis habilidades se ponen a prueba con una vieja amiga, las dos pensamos lo mismo “¿Quién eligió el mejor camino?”.
En cierto punto de la batalla Kemuri ataca con todas sus fuerzas usando ambos kamas a la vez, posando firmemente mi katana frente de mi logro detener aquel ataque lo cual hace que las armas de ella reboten en mi filo, eso me da una oportunidad para acercarme por debajo de ella y tratar de tumbarla al suelo.
Inmediatamente Kemuri me responde dándome una patada en todo mi abdomen y empujándome un poco lejos de ella. Trataba de levantarme rápido del suelo, pero ella ya tenía sus armas en rotación por lo cual se abalanza contra mí para darme el golpe de gracia.
Por un momento podía ver el filo de aquellas cuchillas cortando toda mi cara, pero al último instante cae de la nada una lanza al frente de mi cortando en el proceso las cadenas del kusarigama de Kemuri. Quede un par de segundos inmóvil intentando procesar lo que había pasado cuando de repente al ver mejor la arma que cayó del cielo me puede percatar que era mi lanza escudo que había dejado en la habitación del hostal.
– ¡Oh, bien hecho Roy! Menos mal buscaste mi arma en la habitación.
– Ehhh… Yo no fui, tu dijiste que no hiciera nada.
– ¡¿Entonces me ibas a dejar matar por Kemuri?!
– ¡¿Contigo no hay punto intermedio verdad?!
– ¡Ya cállense los dos y díganme quien rompió mi kusarigama!
De la nada empieza a sonar varios pasos con dirección a nosotros, al parecer eran varios soldados de la capital que fueron alertados por todo el escándalo que hicimos. Podía identificarlos como tales por las hombreras de dragón y demás accesorios como armaduras con demasiados detalles.
Uno de ellos avanza hacia adelante, tenía apariencia de ser el líder de ese grupo debido a que llevaba distintos vendajes en su vestimenta. Después de colocarse en frente nuestra procede a quitarse el casco, tenía el rostro un poco familiar, además de tener el cabello amarrado con una sola trenza y tenía unos ojos color carmesí lo cual eran muy raros en Hokori, pero son muy comunes en cierto país.
– ¡Tú soldado de mierda y lamedor de pies de la familia real, te hare pagar por romper mis armas!
– Siempre fuiste tan problemática Kemuri ¿Por qué no fuiste como Kai? -El soldado respondía luego de acercarse más a Kemuri-
– Espera ¿Nos conoces? ¿Quién eres?
Intente detener al solado sosteniéndolo de su hombro cuando el inmediatamente voltea para responderme.
– ¿En serio no me recuerdan? Después se hacen llamar amigas, soy Riku su viejo compañero de entrenamiento en Karasu.
– Riku… Pero se supone que tu…
– … Riku… P-pero yo… Te vi…
Al momento de escuchar ese nombre baje mi mirada hacia mi katana para ver todos los nombres grabados, en ellos estando el de Riku. En ese instante mi mente se llenó de recuerdos de aquel fatídico día, no podía dejar de recordar cómo veía a todos mis compañeros de aquel entonces muriendo para luego levantar la mirada y observar aquella persona que había vuelto de la muerte.
– -Derrame un par de lágrimas antes poder decir- ¿V-volviste?…
Kusarigamas: Arma originaria de Japón que está compuesta por una hoz unida por una cadena.
Kamas: Hoz de mango largo que se utilizaba para segar cereales que también fue usado como arma en su tiempo.